¿Qué lleva a Guillermo Aréchiga Santamaría a romper el silencio –su silencio-, después de siete meses de haber obtenido su libertad?
Apuntó que decidió hacerlo hasta que concluyeran las medidas cautelares del proceso penal que enfrentó y esto fue el pasado 2 de octubre.
Por eso había guardado silencio.
Y hoy decidió regresar a la vida pública, a través del video que subió a redes, donde narra su verdad; la cual, dice, sustenta y le da valor con el resolutivo del juez federal.
Ello la da cuantía a mi verdad, a mis palabras.
Verdad que lleva a “limpiar mi apellido y el de mi familia”.
Porque fui encarcelado por “una venganza”.
Pues el gobernador Miguel Barbosa “ya no veía” y solo escuchaba lo que le decían tres personas –Rosario Orozco Caballero, Julio Huerta Gómez y Verónica Vélez Macuil-
Es más, en marzo de 2021 llegaron a la Secretaría de Movilidad y Transporte funcionarios de la Consejería del Gobernador a “que les presentara mi renuncia al cargo de Secretario y de inmediato la entregué”.
“No hui”.
“Tampoco escapé”.
“Ni me escondí”: Arechiga
Hacerlo hubiera sido aceptar los falsos señalamientos de actos de corrupción.
Antes, te comento Gerardo –dice a este tecleador-, en la campaña de 2018 le entré con todo a respaldar la campaña del candidato Barbosa y de manera paralela hacía campaña a la Diputación Federal.
Gana Martha Érika Alonso y continué apoyando a Miguel, ya como legislador federal.
Se da el fallecimiento de la gobernadora y viene la elección extraordinaria de 2019 y Barbosa me encarga la ciudad de Puebla, y le organizo el encuentro multitudinario de 15 mil personas en el Col Center de la recta a Cholula.
Gana la gubernatura y me invita a presidir la Secretaría de Movilidad y Transporte, lo cual acepté
La relación con el mandatario era directa y cordial.
Y se da el primer y único pretexto que lleva a enfriar y alejar el trato y acuerdos en Casa Aguayo.
¿Qué pasó?
Guillermo Aréchiga, pide una segunda taza de café. Lo endulza con calma. No lleva prisa alguna.
Se da una manifestación de un grupo por apoderarse del transporte pirata en El Periférico.
Algo le dicen al mandatario que lo lleva a prender “focos rojos”.
Lo busco y encuentro una actitud distante.
Alza la voz.
No permite ninguna explicación.
Al no haber diálogo, le digo:
“Gobernador, si ya se perdió la confianza… le entrego mi renuncia al cargo”.
Me responde, “no, no, así déjalo, después hablamos”.
Me retiro de su despacho y no volví a tener un acuerdo con él.
Lo buscaba y no me recibía.
¿Entonces…?
Le llevaba “tarjetas informativas” y respondía a través de “terceras personas”.
Asé llegamos a marzo de 2021, cuando de la Consejería Jurídica me demandan la renuncia.
Barbosa y Elsa Bracamonte me difamaron: Arechiga
En declaraciones públicas, tanto del mandatario Miguel Barbosa como de la nueva titular del Transporte, Elsa Bracamonte, señalan que tuve actos de corrupción, de vender concesiones, que programa de cámaras en el transporte se lo había dado a mi hijo y un sinfín de cosas.
Y el 28 de febrero del año pasado agentes ministeriales me detienen cuando llegaba a mi casa en Atlixco, bajo el cargo de “uso indebido de la función pública”, sustentando la acusación “en que había firmado un Convenio”, que sí firme, aclara, pero que “no llevaba firma del director Jurídico de la SMT”, lo cual no estipulaba el reglamento vigente de la Secretaría.
Aclara:
El contrato no tuvo aportación de un solo pesos del erario gubernamental. Por el contrario, ahorró varios millones de pesos al Estado.
Y me vinculan a proceso.
Guarda silencio. Se le quiebra la voz. Alza la vista.
Da sorbo a la tasa con café.
Para finales de marzo obtengo un amparo de la justicia para llevar el proceso en libertad.
“Tenía un pie fue de la cárcel”.
Y antes de la audiencia, aún sin salir del penal, me notifican una segunda orden de aprehensión por “falsedad de declaración”, dado que en mi declaración patrimonial “no incluí estar en una Asociación Civil” –que sí lo estoy-, misma que labora sin fines de lucro, por ende no altera mi patrimonio.
Añadieron también que “pertenezco a una empresa familia” –que también es cierto-, pero que “nunca ha facturado”.
Por lo que me vinculan a otro proceso.
Así, hasta el 2 de marzo de este 2023 cuando obtengo la libertad.
Esa es mi historia.
Esa es la historia de Guillermo Aréchiga.
Historia que empieza a ver la luz después del 13 de diciembre de 2022.
Sí, cuando muere el gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Vaya historia.
Vaya vivencia carcelaria de 13 meses.
Misma que continuará con la demanda penal que levantó contra Elsa Bracamonte González.
De Miguel Barbosa, soltó…
“Que Dios lo perdone”.
¿Qué sigue?
Al tiempo.