Movimiento Antorchista- Antorcha DiceFotografía: Especial.

Desde 1995, anualmente se conmemora en Rusia el “Día de la Victoria” cada 9 de mayo, en memoria al triunfo de la URSS sobre las fuerzas nazis de Alemania que buscaron por todos los medios posibles invadir a este país para hacerse con sus recursos y continuar con su expansión de dominio y exterminio sobre el resto de Europa y, de haberles sido posible, sobre el mundo entero.  

Es de reconocerse el ingente sacrificio del pueblo ruso, que le costó la vida de más de 27 millones de personas. Sin embargo, pese al papel tan importante que desempeñó en este capítulo de la historia, el imperialismo dominante continúa haciendo todo lo posible por borrar de la memoria colectiva este hecho histórico porque así conviene a sus intereses mezquinos. 

No olvidemos que el imperialismo, con Estados Unidos a la cabeza, es heredero de la ideología nazi, pues, con su sentimiento de superioridad al resto del mundo, busca por lo medios que sean hacerse de los recursos de los demás países y someter a su gente para hacerse con su mano de obra. 

A pesar de que, en los hechos, fue la URSS quien logró vencer a la Alemania nazi al concluir la Segunda Guerra mundial, Estados Unidos comenzó una campaña para colocarse en el referente colectivo como el país salvador del mundo, véase la Guerra Fría, pese a que, en su momento, importantes políticos de talla internacional no tuvieron más que reconocer el papel desempeñado por el pueblo ruso.

“Fue justamente el Ejército Rojo de Rusia el que le sacó las tripas a la maquinaria de guerra hitleriana”, escribió Winston Churchill, Primer Ministro del Reino Unido. “Las magnas hazañas del ejército ruso despertaron la admiración de todo el mundo”, afirmó Dwight D. Eisenhower, entonces General de cinco estrellas del Ejército de los Estados Unidos. Por su parte, el jefe de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en China, el general Lee Chennault, admitió que la URSS “fue el factor decisivo que aceleró el fin de la contienda” en Extremo Oriente. 

Sin embargo, contrario a su discurso de “democracia y libertad”, Estados Unidos se ha dedicado a imponer su voluntad por la fuerza, para muestra un botón: está implicado en 52 guerras de diferentes matices en 92 países, aunque en algunos casos, contra todo pronóstico, hay quienes han resistido el dominio imperialista y continúan luchando por su autodeterminación, como Cuba, Nicaragua, Vietnam, Afganistán, Venezuela, incluso Yemen e Irán “lo están desafiando con éxito”.   

A 80 años del “Día de la Victoria”, la resistencia del pueblo soviético sigue siendo muestra de ejemplo, pues se ha enfrentado al imperialismo sobreponiéndose a más de 16 mil sanciones económicas impuestas por sus enemigos y al ataque militar con el pueblo ucraniano siendo utilizado como ariete por parte de la Unión Europea y Estados Unidos, para invadir su territorio y hacerse con sus importantes recursos. El pueblo ruso, ahora con Putin a la cabeza, no solo ha resistido esta campaña militar, sino, prácticamente, le ha ganado a los Estados Unidos y a los 31 países que integran a la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN).

Estos hechos demuestran que el nazifacismo de aquella Alemania de la Segunda Guerra mundial no pereció con el fin del conflicto armado, sino que mutó, se escondió y enraizó en la columna vertebral del imperialismo, el cual busca, a igual que los nazis, el dominio del mundo, de sus recursos y de la humanidad por la vía que sea, guerra armada, ideológica, económica, científica. 

Por más que el imperialismo yanqui trate de ocultar su verdadero rostro, su falaz discurso sólo convence a algunos incautos, a quienes quieren utilizar como carne de cañón para su beneficio, puesto que la disputa por el control del mundo es al interior de la propia clase capitalista, donde los grupos de poder se enfrentan unos con otros.

Afortunadamente, las condiciones ya no son las mismas, en la actualidad, el mundo se está encaminando hacia un rumbo multipolar, donde países como Rusia y China, quienes encabezan el BRICS+, buscan relaciones de colaboración y respeto a la autodeterminación de los países para un crecimiento y fortalecimiento mutuo, donde todos sean visto cómo iguales. 

Por eso, la lección histórica que nos da el “Día de la Victoria”, del pueblo ruso, sigue más vigente que nunca y debemos aprender de ella, sobre todo si queremos seguir siendo un país libre y soberano, el pueblo de México debe estar unido, organizado, ser un solo ente colectivo entre gobierno y gobernados para poder actuar como un solo hombre. Para eso, debemos cambiar nuestra conciencia, educarnos políticamente y ser críticos de las circunstancias actuales para tomar partido por el camino que más convenga a la clase trabajadora, que, en México, somos la inmensa mayoría.  

Por: Adrián Salazar